El Desierto es un lugar seco y frio, la fauna y la flora es sumamente escasa, y casi sin agua, temperaturas con mucho calor de día y de noche con mucho frio. La Biblia utiliza la palabra desierto para referirse a temporadas difíciles en la vida. A través de la muerte de un ser querido, enfermedades, perdida de empleo, soledad, rechazo social, escasez en el hogar y muchas otras cosas de las cuales uno puede llegar a estar en el desierto.
Oseas 2:14-15 dice: Pero he aquí, yo la atraeré, y la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor será como puerta de esperanza; y allí cantará como en los días de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
Un desierto sin Dios.
- Muchos viven en el desierto sin Dios porque fueron llevados por sus malas actitudes, por la terquedad, por malas decisiones propias.
- Por pecados ocultos, falta de perdón, hipocresía, enojos.
- Actitudes negativas y la avaricia.
- El ajetreo y la falta de tiempo.
Un desierto con Dios.
Cuando es Dios quien nos lleva al desierto es para tener una temporada de aprendizaje con nosotros. (solos, sin amigos sin nadie)
Deuteronomio 2:7 Pues el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has hecho; Él ha conocido tu peregrinar a través de este inmenso desierto. Por cuarenta años el Señor tu Dios ha estado contigo; nada te ha faltado.
Dios a veces nos lleva al desierto para corregirnos, enseñarnos y acercarnos más a Él. En el desierto, nuestra conciencia se reprende y nos motiva a orar y buscar a Dios. Aunque es un tiempo difícil, en el desierto comienza nuestro avivamiento espiritual, ya que aprendemos a depender de Dios y a valorarlo.
Dios quiere que crezcamos espiritualmente hasta llegar a ser como Cristo, y las circunstancias proveen el ambiente que necesitamos para crecer.