Con origen en el latín anĭmus, ánimo es un término que puede ser aprovechado como sinónimo de las ideas de energía, esfuerzo, voluntad y valor. En el lenguaje cotidiano, el buen ánimo siempre está identificado con la felicidad, la alegría y una predisposición que, por lo general, es positiva. En sentido opuesto, el mal ánimo o el ánimo caído se vincula con la tristeza, el decaimiento y la depresión.
Nuestro estado de ánimo depende fundamentalmente de la cantidad e intensidad de situaciones agradables o desagradables a las que nos vemos expuestos durante nuestro día a día.
Cuando hablamos de estado de ánimo, nos referimos a un conjunto de sentimientos que se mantienen de forma relativamente estable, y que nos facilitan o dificultan la puesta en marcha de determinados comportamientos. Cuando decimos que tenemos un “elevado estado de ánimo”, con emociones de alegría, tranquilidad, ilusión, nos sentimos con mucha energía y ganas de hacer las cosas, esto facilita la realización de otras conductas.
Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis fuerzas”. Salmos 138:3
¿Por qué es importante conocer de qué depende nuestro estado de ánimo?
Nos permite comprender por qué una persona se siente bien o mal de forma prolongada en el tiempo respectivamente, por la frecuencia de situaciones agradables o desagradables a las que se ve expuesta y esto afecta de forma positiva o negativa en sus actividades. Dar una palabra de ánimo o motivación en el momento preciso. Tiene una disposición positiva basada en las promesas de la palabra de Dios.
Todos en algún momento necesitamos una palabra de aliento o de ánimo. A medida que transcurre el tiempo y nos enfrentamos los retos de la vida, ayuda cuando alguien se acerca y nos dice con sinceridad: «sigue adelante», “lo lograras”, “tu puedes”.
El animar a otros podría ser una práctica diaria en nuestro hogar, en la iglesia, en el trabajo y en diferentes contextos, animar a los demás cuando tomamos sus preocupaciones como nuestras con seriedad, cuando tomamos tiempo para escucharlos y orar con ellos, es un tiempo valioso para la otra persona que necesita de palabras de animo y aliento.
El cristiano necesita de disposición para no corromper sus actitudes y los hechos de un mundo que está en enemistad con Dios y seguir siendo genuino a pesar de tener que enfrentarse a las situaciones del mundo.
Jesucristo dijo a sus discípulos: “En el mundo están experimentando tribulación, pero ¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33).