Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y manténte fiel. Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón.
Salmo 37:3-4
En este salmo David aconsejaba confiar en Dios y hacer el bien porque la confianza en Dios es lo que nos lleva a no actuar apresuradamente, a no cometer errores de los que luego sintamos las consecuencias.
Alguien alguna vez escribió que la impaciencia “está mal; es dañina; es innecesaria”.
Es muy fácil distraerse con los problemas o situaciones difíciles, de las que no tenemos control y dejar de confiar en Dios. En este pasaje, Dios nos aconseja reemplazar estas preocupaciones con un deleite intencional en nuestro Señor. Esto significa animar a nuestro corazón a que deposite toda su fe en Dios, es encontrar satisfacción en Dios y no en las cosas de la tierra, es descansar en él en los momentos de angustia.
Si nos deleitamos en Dios vamos a encontrar la clave para una vida feliz y satisfecha.