Cuál es tu motivación

Te has preguntado. ¿Cuál es tu motivación todos los días al levantarte y arrancar la jornada? Tienes el enfoque correcto para impulsarte a dar el primer paso. 

La motivación se define como el conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona, debe entenderse como la conducta que puede ser encaminada de muchas y distintas maneras. La motivación es un proceso dinámico e interno, que hace referencia al deseo de querer cubrir una necesidad, en definitiva, viene a indicarnos que la motivación nos mueve a realizar acciones concretas.

Dios nos anima cada día con su palabra: Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana, grande es su fidelidad. (Lamentaciones 3:22-23)

La motivación juega un papel fundamental, ya que puede dirigir nuestras acciones: Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. (1 Pedro 5:7)

La motivación puede variar en cada individuo, esté muestra cambios en los diferentes acontecimientos vividos y depende de nosotros poder llegar a los objetivos.

“Una palabra de aliento de un maestro a un niño puede cambiar una vida. Una palabra de aliento de un cónyuge puede salvar un matrimonio. Una palabra de aliento de un líder puede inspirar a una persona a alcanzar su potencial.” John Maxwell 

Las personas necesitamos algo más que objetivos vitales, hace falta que esas metas tengan pleno sentido para nosotros mismos, que se alcen como esa fuerza interna capaz de darnos aliento, esperanza y direcciones claras y concretas.

La primera definición de continuar es proseguir o seguir con algo que se ha iniciado. Además, significa permanecer y no cesar. Y la motivación necesita de esa dirección. 

En ocasiones la motivación puede decaer y eso es normal. No todos los días son iguales y tenemos la oportunidad de activarnos y replantearnos para un nuevo comienzo.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. (Isaías 26:3)