Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: «Mas la lengua de los sabios es medicina». Proverbios 12:18
El sarcasmo: es una forma de decir indirectas muy directas y con la que se pretende dar a entender lo contrario o manifestar desagrado, el término también se refiere a la elocuencia que consiste en emplear esta especie de ironía. El sarcasmo es una crítica indirecta, pero la mayoría de las veces es expuesta de forma evidente.
En general, el sarcasmo es considerado como una conducta chocante, desagradable, pero al mismo tiempo como una forma de humor mordaz muy asociado a la inteligencia o la agudeza. El escritor Oscar Wilde lo habría definido como “la forma más baja del humor, pero la más alta expresión del ingenio”.
El sarcasmo, por el contrario, no es apropiado. Tiene en su esencia la intención de insultar o herir sin que haya un amor o un deseo de bienestar. Más bien, el objetivo del sarcasmo es menospreciar a la persona y enaltecer a quien lo dice. Jesús advirtió contra esas palabras en Mateo 5:22. Nuestras palabras deben ser útiles y edificantes, incluso si son incómodas para el oyente.
Debemos expresarnos con la verdad y con intención amorosa (Efesios 4:15), evitando «palabras deshonestas, necedades, que no convienen» (Efesios 5:4). Debemos hablar de tal manera que la otra persona entienda nuestra motivación o mensaje. Y no ser maliciosos o hirientes.
El sarcasmo no proviene de un corazón saludable y llenos del amor de Dios. Mas bien proviene de un corazón con la intención de herir o incomodar a la persona, Dios nos invita a ser empáticos y amables unos con otros.
Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes. Hebreos 4:29