Es muy habitual que, en esta época del año, se sienta algunas desmotivaciones por situaciones no concretadas en el transcurso del año. Situaciones vividas en el pasado, perdidas o frustraciones.
Según O.P.S la depresión es una enfermedad común pero grave que interfiere en la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. La depresión es causada por una combinación de factores genéticos. El desánimo se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos algunas semanas.
La depresión no es un signo de debilidad. Se puede tratar con intervención psicológica, con acompañamiento espiritual, con una combinación de ambos métodos. Es importante buscar ayuda con personas de confianza.
Por medio de algunos versículos bíblicos descubriremos valiosas claves para enfrentar la depresión y encontrar consuelo en Dios.
Salmo 42:11: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”.
El salmista nos muestra el poder de la esperanza puesta en Dios. Cuando enfrentamos momentos de tristeza y angustia, recuerda poner tu esperanza en Él. Aunque puedas sentirte abrumado, toma la decisión consciente de alabar a Dios en medio de tu dolor. Esto no solo te acercará a Él, también te permitirá experimentar su paz que trasciende todo entendimiento.
Filipenses 4:6-7: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.
Este versículo nos ofrece una poderosa estrategia para enfrentar la ansiedad y la depresión, la oración y la gratitud. En lugar de permitir que la inquietud se apodere de ti, presenta tus peticiones a Dios en oración, hablándole abierta y honestamente sobre tus sentimientos y pensamientos. Al mismo tiempo, cultivar una actitud de gratitud, dando gracias a Dios por Su amor y su cuidado constante.
1 Pedro 5:7: “Pongan en sus manos todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes”.
Este versículo nos invita a confiar nuestras preocupaciones a Dios, entregándolas en sus manos amorosas. La depresión puede generar una carga abrumadora de preocupaciones y ansiedades, pero recordemos que Dios se preocupa por nosotros y desea cargar con nuestras cargas emocionales. Al entregar nuestras preocupaciones a Él en oración, encontraremos descanso y consuelo en su cuidado.