El Orgullo y los problemas que genera.

El orgullo es una característica de alguien que tiene un concepto exagerado de sí mismo, pudiéndolo llevar a la soberbia, un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. En la Biblia, el orgullo es un pecado que se caracteriza por la arrogancia, la vanidad, y la soberbia. Se considera un obstáculo para buscar a Dios y relacionarse con los demás. 

El Salmo 10:4 explica que los orgullosos están tan llenos de sí mismos que sus pensamientos están lejos de Dios: “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos”. Esta clase de orgullo altanero es lo opuesto al espíritu de humildad que Dios busca:

Los orgullosos, por otra parte, están tan cegados por su soberbia, que piensan que no tienen necesidad de Dios o aún peor, que Dios debe aceptarlos como son, porque ellos merecen ser aceptados.

El orgullo ha impedido que mucha gente acepte a Jesucristo como su Salvador personal. El rehusar admitir el pecado y reconocer que en nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada para heredar la vida eterna, ha sido una piedra de tropiezo para la gente soberbia. No debemos gloriarnos de nosotros mismos; si queremos gloriarnos, entonces debemos proclamar las glorias de Dios. 

Características del orgullo 

  • Considerarse autosuficiente y no necesitar la ayuda de Dios.
  • Competir con los demás para ser mejor en todo.
  • Despreciar los consejos de los demás.
  • Pensar que no se necesita de Dios.
  • Rehusar admitir los pecados.

Problemas que puede generar el Orgullo.

  • Problemas Personales.
  • Problemas Sociales.
  • Problemas Laborales.

El libro de Proverbios es contundente sobre el orgullo: Dios lo odia (Proverbios 6:16-17). Dios está dedicado a derribar los hogares de los orgullosos con la misma ferocidad que protege a los humildes.

Dios odia el orgullo porque el orgullo nunca es privado. El orgullo inevitablemente conduce a la violencia, y esa violencia, normalmente, se dirige a los débiles, tímidos y desfavorecidos. Es por eso que algunos proverbios comprueban la destrucción de los orgullosos por parte de Dios con su protección de los marginados (Proverbios 16:18-19).

El antídoto contra el orgullo es la «Humildad». Salomón dice que obtenemos humildad y sabiduría cuando tememos al Señor (Proverbios 1:7, 22:4). De hecho, la humildad viene antes de la sabiduría al igual que el orgullo antecede a la caída (Proverbios 11:2).