Jesús realizó muchos milagros durante su ministerio en la Tierra, algunos de los cuales son narrados en los Evangelios. Esos milagros tenían como propósito glorificar a Dios y mostrar que Jesús era en realidad el Hijo de Dios. Jesús transformó la vida de muchas personas con la manifestación de su poder y sus obras milagrosas. Sus milagros mostraron también el gran amor y la compasión de Dios hacia la humanidad.
Una pesca milagrosa y abundante que llenó dos barcos – Lucas 5:1-11
La sanidad de un leproso – Lucas 5:12-13
Alimentación de una multitud con 5 panes y 2 pescados – Juan 6:5-13
Las bodas de Cana. Cambió el agua en vino – Juan 2:1-11
Resucitó a la hija de Jairo – Lucas 8:41-56
Sanidad de un paralítico – Juan 5:1-9
Estos son solo algunos de los milagros que realizó Jesús. Hay muchos ejemplos de milagros en la Biblia, cuando Dios responde a nuestras oraciones, estamos siendo testigos de un milagro. La fuerza de la oración no radica en quienes la pronunciamos, sino en ese maravilloso Dios que nos ama y sigue obrando milagros cada día.
Oh, Señor, mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor. Tus planes para nosotros son tantos que resulta imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas, no terminaría jamás. Salmos 40:5
Cuando no tenemos la disposición de apreciar lo hermoso de la vida, solo veremos lo negativo y lo desagradable. Pero si tenemos la disposición de apreciar lo maravilloso de nuestra existencia, contemplaremos que Dios sigue obrando en milagros.