Apuro navideño. Estrés de compras navideñas. Comida en abundancia. De todo eso, ¿qué es lo que queda? Dios vino en Navidad. Y Él viene cada día de nuevo – entra en mi mundo. ¡Dios viene – esto es lo que realmente cuenta! ¡Dios viene – esto es una cuestión del corazón!
Cuando miro atrás y veo el año pasado: ¿qué veo? Quizás, cuando miro a mi propio mundo, encuentro oscuridad y un vacío en mi interior, estados de mal humor, cosas viejas, dolor, heridas.
¡Pero si levanto mi vista a ti, mi Dios, oh qué sorpresa! Allí, en tu luz, encuentro lo que necesito urgentemente: Esperanza, ánimo y
confianza. Y una vez más vienes tú, y me muestras, cómo se ve mi mundo en tu luz.
Asombro sobre asombro.
Yo vengo a ti con mi oscuridad,
¡pero tú vienes a mi con tu luz – en todo su esplendor!
Tu luz me transforma.
Tu luz ilumina mi pequeño mundo.
¡Tu luz es todo lo que necesito!
Salmos 73:28
Para mí el bien es estar cerca de Dios.
He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras.