La iracundia opuesta a la mansedumbre

¿Qué se entiende por enojo?

El enojo es una emoción humana totalmente normal. No obstante, el problema empieza cuando perdemos el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos conflictos. El enojo es un estado emocional que varía en intensidad, desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos.

La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor» (Proverbios 15:1).

En situaciones complicadas la blanda respuesta torna el enojo. Y nosotros somos responsables por vivir esto de manera que otros aprendan. Es una disciplina y como todas las disciplinas toman un tiempo para adaptarse a nuestra vida diaria. ¿Has visto que el fuego cuando le agregas más combustible más se enciende? Es así como nuestras palabras rápidas o de ofensa encienden más la discordia.

Actuar sabiamente con el enojo significa no permitir que mi ira me bloquee de manera a que pierda el control de la situación haciéndome decir o hacer cosas de las cuales tendré que arrepentirme poco tiempo después.

El enojo puede ser una reacción normal en el ser humano, pero en muchas ocasiones puede traernos muchos problemas en la vida, esto no significa reprimirlo como una emoción, sino implementar estrategias que nos permitan vivirlo de una manera menos destructiva, trágica o dañina.

El enojo es perceptible a partir de sus manifestaciones físicas, sobre todo al afectar la expresión facial y el lenguaje corporal de las personas, y en los casos más extremos, llegando a la agresión física o corporal. Esto suele ir acompañado de una alteración en el autocontrol, así como en la observación objetiva de la realidad. Por eso, las personas iracundas interpretan las cosas de un modo distinto a lo que lo harían las personas más calmadas.

La iracundia es opuesta a la mansedumbre. Así que, mientras que la iracundia incita al ser humano a imponer un castigo más grave , la mansedumbre tiende a refrenar la ira.

Recuerden esto, estimados hermanos: estén más dispuestos a escuchar que a hablar. No se enojen fácilmente. El que vive enojado no puede vivir como Dios manda. Santiago 1:19-20