La Biblia nos dice mucho sobre la permanente presencia de Dios. Uno de los pasajes que hablan acerca de su omnipresencia es el Salmo 139, donde el salmista nos deja conocer a un Dios que conoce todas las cosas; nuestros pensamientos, nuestras reacciones, nuestros quehaceres diarios, nuestro camino, incluso lo que vamos a hacer o decir aun antes de hablar.
Ante toda esta grandeza, entonces ¿podemos escondernos? La respuesta es para algunos abrumadora, pero para otros un alivio. No podemos escondernos de su presencia. Sería necio decir que podemos escondernos o escapar de Él porque estaríamos negando su grandeza y gran poder.
Ser conscientes de su permanente presencia en nuestras vidas nos ayudará a evitar malos caminos, nos exigirá una dependencia total de él para vencer al mal y hacer el bien. Cuando entendemos que Dios está siempre cerca por amor a nosotros su presencia deja de asustarnos y nos da paz y nos da esperanza.