Entendemos por audacia, la osadía o la determinación que una persona manifiesta frente a una situación. Esto le permite aprovechar la oportunidad que se les presenta.
Una persona audaz tiene la certeza que, pese a cualquiera que sea la posición, las posibilidades y los riesgos, es posible alcanzar la meta deseada. Pero, ser audaz va más allá de la esperanza, se relaciona con una virtud que tiene el poder de transformar la realidad. Podemos decir que una persona audaz es valiente por las características que posee.
Todos, en algún momento, hemos sido audaces para conseguir un propósito, tanto en forma positiva o utilizado esta virtud de forma negativa, aun cuando lo que se haya logrado pueda que no sea tan significativo.
Por ejemplo, un niño que pudo aprender a manejar una bicicleta tuvo la audacia o la valentía de enfrentar y aprender de sus caídas día tras día, hasta lograr equilibrase. Precisamente, esta virtud contempla el coraje de ser capaz de dicha actividad.
Una actitud firme ante cualquier situación es la confianza de acercarnos a Dios.
Algunas características de la firmeza de un cristiano.
Josué fue audaz en liderar a los Israelitas en la conquista de Cannan . Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1: 6-9)
David fue audaz en enfrentar a Goliat, confiando en la protección de Dios. Porque de Jehová es la batalla, y él entregará en nuestras manos. (1 Samuel 17:45-47)
Pedro fue audaz en predicar el evangelio en medio de la oposición. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabé mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. (Hechos 20:22-24)
Podemos afrontar los desafíos con audacia, valentía y firmeza sabiendo que Dios tiene el control de todo.