Cuando llega imparte paz, seguridad, gozo y optimismo. Se trata de esa belleza que refleja la paz de un corazón perdonado y enamorado del Padre Celestial. La Biblia nos anima a que como mujeres cristianas, reflejemos el carácter de Cristo en nuestro andar diario.
Algunas características de la mujer que refleja el corazón de Dios:
Busca la presencia de Dios cada día: Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. Salmo 5:3
La mujer que alegra el corazón de Dios es la que reconoce su necesidad y dependencia de él. Para ella es prioridad pasar tiempo delante de la presencia del Señor cada día, antes de iniciar con todas sus responsabilidades que conlleva ser esposa, madre, trabajadora, amiga y otras tantas funciones de cada mujer. Ella entrega sus cargas y sus desafíos al Señor confiada en que él obrará.
Su identidad como mujer viene del Señor: He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Gálatas 2:20
La mujer que encuentra su identidad en el Señor sabe que ha sido perdonada, restaurada y no vive en el pasado. Ella reconoce que es especial a los ojos del Señor y que fue creada con un propósito.
Procede con sabiduría: “Todo hombre prudente procede con sabiduría; Mas el necio manifestará necedad” Proverbios 13:16
La mujer que actúa con sabiduría es aquella que no se deja influenciar por los impulsos del momento, es aquella mujer que espera analizar la situación y busca una solución oportuna para ella y su familia.
Es una mujer digna de confianza: En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias. Ella le trae bien y no mal, todos los días de su vida” Prov. 31:11-12
La confianza, es una cualidad fundamental en su persona. Su esposo y familia confían en ella y saben que traerá bien a su hogar. Cuando una mujer hace un esfuerzo continuo por cumplir con sus diferentes obligaciones buscando crecer en varios aspectos de su vida, el corazón de su esposo se alegra y confía en ella.
MUJER Que tu belleza sea más bien lo honrado, lo que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios. 1 Pedro 3:4