Fuente Página Digital Diario ABC Color. Fernando Talavera, del consorcio Talavera y Ortellado, afirmó que el Ministerio de Obras a través de la comisión Pilcomayo usó un croquis “sin planos claros” para los trabajos de limpieza en el río. La desidia que imperó desembocó en una crisis ambiental.
Talavera, quien fue el responsable de los trabajos que se realizaron a través de la comisión Pilcomayo tras ganar una licitación el año pasado, comentó en conversación con radio Cardinal que lo expuesto en la publicación de hoy de ABC Color es una información veraz.
En el material se indica que el punto donde se hicieron los trabajos de limpieza es en pleno desierto y que no trabajaron en el desvío de las aguas –ubicado a poco más de un kilómetro de distancia– porque tenían entendido que ese era territorio argentino. (Ver imagen satelital que acompaña a la nota).
“Los trabajos se hicieron desde octubre (de 2015) (…) Algunos trabajos sí se hicieron desde el río (lado argentino). Lo novedoso es que el punto tan alejado, lo que se ve en las fotos satelitales, es la colmatación absoluta de un río compartido con la Argentina. Imagino que a lo mejor por eso se planteó así desde el inicio”, explicó el ingeniero.
Por otra parte, Talavera comentó que “no había planos claros, un punto de referencia donde debían hacerse los trabajos. El superintendente de obras (del consorcio) es el que comunica la situación. Como no se podía hacer un nuevo canal, se decide excavar, que es ese tramo de ese kilómetro y medio”. De esta manera, confirmó que la empresa avisó a la comisión de que la limpieza se estaba haciendo en un sitio inapropiado.
“Queda demostrado que ese sitio en donde se hizo la excavación no es viable. Se propuso durante el periodo siguiente a la intervención estudiar seriamente un canal de inicio diferente, en un punto correcto (…) La pendiente natural hace que el agua circule hacia la Argentina”, expresó.
“MANEJO POCO FELIZ”
“Creo que el manejo del proyecto del Pilcomayo no fue muy feliz, por lo menos en los últimos 10 años. Nos dieron un croquis de la obra. En la página del portal de licitaciones hay un link, pulsa el mouse y te despliega un plano con una línea amarilla que marca el inicio de las obras”, manifestó Talavera en el sentido de que fue ese dato el que el MOPC dio para poder hacer los trabajos. “Es muy difícil hacer un trabajo exacto. Se tuvo que movilizar un parque de maquinaria impresionante. Esto de vuelta se licitó tarde, recién en el mes de octubre, comenzando el último trimestre del año (2015)”, concluyó Talavera.
SEQUÍA DRAMÁTICA
La licitación realizada en el año 2015 indicó que las obras debían comenzar en la siguiente coordenada geográfica: 583155.64 m E – 7493312.31 m S.
El punto está ubicado a 1,58 kilómetros de la ribera del río, en medio de la nada. Un desierto inmenso es todo lo que se encuentra en el sitio. La embocadura del canal paraguayo estuvo ubicada en dicho sitio en el verano de 2013; dos años después fue cubierta por un arenal. Esto quiere decir que ningún técnico de la Comisión Nacional del Pilcomayo realizó una verificación previa de la zona de obras. El Ministerio de Obras Públicas, por su parte, no se tomó la molestia de verificar los planes que tenía por delante la comisión.
Una pregunta clave: ¿Un llamado a licitación sin relevamiento topográfico previo? Es lo mismo que trabajar a ciegas, sobre todo cuando unos centímetros marcan la diferencia para el escurrimiento del agua. La empresa Talavera y Ortellado comunicó al MOPC el problema existente, pero se ratificó el lugar colmatado como punto de inicio; luego se intentó limpiar en el lugar correcto, pero ya tarde. Calificar como un error lo que sucedió en el Pilcomayo es generosidad extrema hacia los responsables. El costo tenemos hoy a la vista: una sequía dramática.